¿Has oído alguna vez hablar del Síndrome de Noé? Se trata de una forma de definir lo que se conoce en psiquiatría como Trastorno de Acumulación de Animales. Quien lo padece, tiende a acumular multitud de animales en casa, principalmente gatos y perros. El problema está en que no tiene capacidad para ofrecerle a cada uno de ellos los cuidados básicos que necesita. Lo que en un principio puede parecer un acto de generosidad, como dar cobijo a aquellos seres que no tienen un hogar, realmente se trata de un gesto cruel, pues las mascotas no se encuentran en un ambiente idóneo para ellas. No es una enfermedad, pero sí que es un problema grave para la salud pública.
El síndrome de Noé
Todos conocemos la historia de Noé y de cómo construyó un arca para proteger a una pareja de cada especie y a su propia familia del diluvio universal. De esta historia nace el nombre del Síndrome de Noé. Hace referencia, a través de un término coloquial, a un trastorno psiquiátrico en el que la persona que lo sufre acumula animales en su hogar de manera patológica. Esta, habitualmente, los recoge de la calle con el fin de darles un techo bajo el que vivir y salvarlos de los peligros que tienen lugar en el exterior. Sin embargo, no cuenta con los suficientes recursos como para atenderles adecuadamente.

Las personas que padecen un Trastorno de Acumulación de Animales no son capaces de reconocer los problemas que suponen estos hechos, ni hacia ellas mismas ni hacia los demás.
Trastorno similar al Síndrome de Diógenes
Dentro de la psiquiatría, el Síndrome de Noé está incluido dentro de los Trastornos por Acumulación. En este grupo existen dos tipos. Por un lado, aquel en el que se acumulan animales, que es del que estamos hablando desde el principio de este artículo; y, por otro, se encuentra el trastorno de acumulación de objetos, que es conocido como Síndrome de Diógenes. Es más, en muchas ocasiones, ambos trastornos se dan a la vez. Sin embargo, el primero apenas ha sido estudiado y, a día de hoy, sigue siendo muy poco conocido. Por ello, habitualmente se explica de manera escasa y poco adecuada.
El estudio del Síndrome de Noé
Fue en 1997 cuando comenzó a estudiarse el Síndrome de Noé, concretamente en Estados Unidos, por el Hoarding of Animals Research Consortium (HARC). Si nos centramos en España, el equipo de investigadores de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud es pionero en analizar este trastorno. Desde el año 2011 tratan de entender en profundidad sus características y cómo influyen en el entorno. Esto permitiría crear protocolos de actuación multidisciplinares que darían opción a ofrecer, ante estas situaciones, soluciones adecuadas. Por supuesto, no solo a las personas que sufran el síndrome, sino también a los animales y a la gente que se encuentre cerca.
Por otro lado, la Doctora Paula Calvo y el resto del equipo de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud, en el año 2012, publicaron el primer estudio sobre el Síndrome de Noé, no solo en España, sino también en Europa. Este analizaba un total de 24 casos en el que se vieron involucrados más de 1200 gatos y perros. La principal conclusión fue que este trastorno debería ser reconocido y considerado como una forma de tenencia irresponsable y de abuso animal.

De este modo, en una parte del informe podía leerse que la mayoría de animales que son requisados a aquellos que padecen el síndrome de Noé tienen que ser eutanasiados debido a su mal estado de salud. Otros requieren atención veterinaria y muestran problemas de comportamiento muy graves. Por ello, a la hora de querer darlos en adopción existen muchas trabas. Con todo lo anterior, se hace evidente que este trastorno tiene consecuencias tanto económicas como emocionales para las personas y para las protectoras que trabajan con los seres que logran ser rescatados.
El peligro del Síndrome de Noé para la salud pública
Como no podía ser de otra manera, acumular muchos animales en casa es un problema serio para la salud, tanto para la persona que los tiene como para aquellos que residen cerca. Por ejemplo, el riesgo de incendio es mayor debido a que se acumulan muchos objetos innecesarios en la vivienda, los cuales se van amontonando junto a los animales.
También puede producirse un daño en la red eléctrica; bloquearse la salida del agua, por lo que se producen inundaciones; desarrollarse plagas de roedores o de insectos; o puede existir peligro de zoonosis, es decir, enfermedades que son transmitidas de animales a personas.
Por otro lado, el hecho de que se acumulen orina y heces pueden dañar las viviendas sin que estas puedan llegar a repararse en un futuro, liberándose bioaerosoles tóxicos. Igualmente, tienen lugar problemas de malos olores y enfermedades respiratorias.
¿Cómo reconocer el Trastorno de Acumulación de Animales?
Es necesario aprender a reconocer este trastorno con el fin de poder poner una solución al respecto. Normalmente, son los vecinos los que avisan a las autoridades de que se está dando esta circunstancia. Solo así los animales tienen la oportunidad de ser rescatados y la persona puede ser tratada recibiendo la ayuda necesaria.

Algunos de los criterios que se deben de tener en cuenta para reconocer este problema psiquiátrico son que una persona tenga un número excesivo de mascotas y que esta sea incapaz de cuidarlas como corresponde. Asimismo, otro aspecto sería ser consciente de que los animales se encuentran desnutridos, deshidratados, con el pelaje sin cuidar, con algún tipo de enfermedad o con heridas que no se curan. Igualmente, otra señal es que el responsable de esas mascotas no sea consciente del impacto que está provocando la situación a sí misma y a los demás. Finalmente, cuando la recogida de animales no cesa y la situación se hace insostenible, indudablemente, se trata del Síndrome de Noé.
Estereotipo de las personas que sufren el Trastorno de acumulación de animales
Normalmente, las personas que sufren síndrome de Noé son mujeres solteras, de edad avanzada, con situación económica desfavorecida y que viven solas. Sin embargo, se han encontrado dentro de este trastorno multitud de personalidades. Los psiquiatras afirman que para este problema no existe una edad concreta ni límites económicos ni género. Se ha llegado a observar en mujeres, en hombres, en solteros, en casados, en jóvenes, en ancianos y en personas con un perfil muy alto. Es más, hay quien ha padecido este síndrome siendo veterinario o médico.
En cualquier caso, el acumulador no es capaz de ver que tiene un problema. Es más, suele negar la situación. No ve que los animales que supuestamente ha rescatado viven en unas condiciones pésimas. Tampoco que, ante tales circunstancias, estos llegan a matarse y a devorarse entre ellos.
No es extraño que los medios de comunicación presenten a quienes sufren el Síndrome de Noé como héroes que se vuelcan por dar una vida mejor a los animales. Este hecho es muy peligroso, puesto que da una imagen distorsionada de una realidad que hay que frenar. En ningún caso debe confundirse la acumulación patológica con la labor que realizan las protectoras de animales, que, sin duda, es admirable.