El instinto maternal en los animales no es sino la actitud natural de éstos para cuidar a los suyos y preservar la especie. Todas las especies animales tienen instinto maternal. No en vano, las crías son el futuro que garantiza la supervivencia de la especie. Este vínculo afectivo entre madre y cría tiene un origen biológico.
El instinto maternal en los animales se ubica en un conjunto de neuronas que segregan la dopamina, el neurotransmisor que hace que sintamos satisfacción, según una investigación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. Dicho experimento se ha realizado en ratones, si bien dada la naturaleza de las conclusiones, es factible aplicarlas a cualquier especie animal.
Sociedades matriarcales
Las sociedades matriarcales son más comunes de lo que pensamos. Muchas especies crean grupos familiares de hembras y cachorros en los que los machos solo tienen una función reproductiva. ¿Feminismo extremo? Al contrario, supervivencia en su máxima expresión.
Cada macho ve en otros machos, sean o no cachorros, un potencial rival en el puesto de rey de la manada. De ahí que las hembras limiten el contacto entre ellos a fin de proteger al más débil.
Un sentimiento intrínseco a la especie animal

¿Qué ocurre cuando una madre pierde a sus cachorros? Si bien en la mayoría de las especies la madre vive un breve periodo de luto y continua con sus funciones dentro de la manada, en algunos casos fascinantes se generan cuadros de depresión en animales.
Hace unos años, un zoológico se vio en la tesitura de afrontar la depresión de una tigresa que había perdido a su cachorro. En ese mismo tiempo, unos cerdos quedaron huérfanos. En estas circunstancias, intentaron consolar a la tigresa al tiempo que aseguraban la supervivencia de los cerdos. ¡Y funcionó!
Casos similares se han documentado también con animales salvajes. Así, por ejemplo, los peces y anfibios suelen proteger a las crías recién nacidas en nidos en el interior de su propia boca, la zona más segura que pueden ofrecerles.
O los gatos, que esconden a las crías y las cambian constantemente de lugar para asegurar que no existe riesgo para ellos de encontrarse con depredadores.
¿Por qué los animales adoptan a otras especies?
Este tipo de imágenes tienden a convertirse en virales. Aún se recuerda el caso del leopardo que cuidó de la cría de babuino que había quedado huérfana.
La debilidad del otro parece estar detrás de estos impulsos para cuidar a las crías, sean o no de tu propia especie. Malformaciones, abandonos y cualquier otro elemento de selección natural en los animales dan lugar a crías en riesgo de muerte. Las manadas, independientemente de la especie, acuden al rescate de los más débiles.
¿Por qué se produce el rechazo de las crías?
A pesar de esta programación biológica, puede darse el caso de que una madre muestre indiferencia hacia sus cachorros.
No es lo más habitual, y parece seguir un patrón común: madres primerizas que han agotado sus fuerzas en el parto, y que se sienten desorientadas ante el reto que supone cuidar de los cachorros.
En estos casos, debemos estar especialmente alerta a los momentos críticos, como la alimentación, ya que la madre puede no sentir la precaución de no aplastar al cachorro o incluso provocarle un daño.
Diversas investigaciones apuntan a que estas situaciones se producen de forma habitual en aquellos animales con carencias alimenticias y/o psicológicas. En los partos por cesárea, la hembra puede llegar a asociar a sus cachorros con un sentimiento de maltrato por parte de los humanos, hecho que derivaría en un rechazo a las crías.
En otros casos, se ha estudiado cómo los machos toman medidas contra las crías, ya sean de otros, o tengan la duda de la paternidad. Y es que la naturaleza es bella, sí, pero también dura.