Desde hace años, los científicos están denunciando que están disminuyendo las abejas silvestres. Una especie más, pensarán algunos. Pero es que, en pleno siglo XXI, el ser humano es incapaz de entender que el hecho de que se extinga un animal o un insecto tiene graves consecuencias. Es más, una de ellas es nuestra propia existencia. Dependemos de los demás, aunque nos creamos la criatura más imprescindible del planeta Tierra. Nuestro alimento, nuestro oxígeno y, en definitiva, nuestra vida, está ligada a los recursos que tiene la naturaleza. Y, para que estos sigan en activo, es necesario que ciertas labores se lleven a cabo, incluso por parte del microorganismo más pequeño. ¿Quieres saber los motivos? Te hablamos de aquellos que están relacionados concretamente con las abejas a lo largo de este artículo.
¿Están disminuyendo las abejas silvestres?
Ante la pregunta de si están disminuyendo las abejas silvestres, la respuesta es, por desgracia, evidente: sí. Por ello, existe una frase que el cine atribuyó a Albert Einstein y que las personas deberían comprender. Esta es la siguiente: “si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Y, aunque en un principio pueda parecer exagerada, es imprescindible para que la sociedad entienda qué lugar ocupa este ser para los humanos. Por ello, teniendo en cuenta que ya son una especie en peligro, solo nos queda actuar aunque sea por puro egoísmo, para nuestra propia supervivencia.
Para que te hagas una idea, en 1988 había en Estados Unidos cinco millones de colmenas y, tres décadas después, la cifra se ha reducido a la mitad. Ahora, cada año las proyecciones son peores.
Especie en peligro
Teniendo en cuenta lo anterior, organizaciones como el Servicio de Pesca y Vida Salvaje del país norteamericano decidieron hace tiempo denominar a la abeja como especie en peligro. Son muchos los motivos de este hecho. Entre ellos se encuentran los incendios, la reducción de su hábitat, los pesticidas, las especies exógenas y la pérdida de diversidad genética.

La conexión de las abejas con el ser humano
Se trata de pequeños insectos de los que nos creemos completamente independientes respecto a nuestras rutinas. Pero nada más lejos de la realidad. Sin duda, todos los problemas que afectan a los insectos polinizadores se convierten en una gran amenaza para la alimentación mundial. Esto es así, sobre todo, en aquellas partes de la Tierra en las que existen dificultades para ofrecer los nutrientes necesarios a los grupos sociales más desfavorecidos.
Hay que tener claro que estas especies aportan cerca del 10% del valor económico de la producción agrícola a nivel mundial. Además, lo que contribuyen a la nutrición humana es una cifra aún mayor, según los expertos.
Reducción del número de abejas
El número de abejas está reduciéndose a lo largo de todo el mundo. Ahora, cada año el problema se multiplica. Una de las principales razones es el cambio climático, que provoca la desorientación de estos insectos debido a que esta especie tiene los ciclos del clima muy marcados. Por ello, en el caso de que sufran cualquier tipo de modificación, les trastoca. El aumento de avispas asiáticas y de dos parásitos enemigos de las abejas (uno interno, Acarapis Woodi; y otro externo, Varroa Destructor) son otros de los motivos de su desaparición.
Ante estas circunstancias, hay que conocer los siguientes datos: el 40% de las verduras y frutas que ingerimos proceden de la polinización y el 75% de la flora silvestre se poliniza gracias a las abejas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importarse valorar que cada uno de nuestros actos influye en nuestro futuro. No podemos vivir con los ojos cerrados y centrarnos solamente en nuestras comodidades. Cuando utilizamos el coche pudiendo ir andando a un lugar concreto, cuando no reciclamos o cuando compramos frutas y verduras envueltas en plástico en vez de apostar por bolsas biodegradables estamos dando pasos hacia atrás. Cuando apostamos por los pesticidas o cuando tratamos al medio ambiente como si siempre fuera a estar para nosotros, sin duda, nos estamos condenando a nosotros mismos. Por ello, es hora de preocuparse por todo lo que tenemos alrededor si queremos vivir en un mundo que siempre ha estado a la altura de nuestras exigencias. Es hora de devolverle el favor.