Cómo los perros han evolucionado su gesto para enternecer a los humanos

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Cuando vemos un perro pidiéndonos comida, cariño o cualquier otra cosa que le apetezca, somos incapaces de resistirnos por su expresión y su mirada. Creemos que es algo instintivo, pero realmente los perros han evolucionado su gesto y su capacidad comunicativa para manipular los sentimientos de las personas. Te hablamos de este tema a lo largo de este artículo.

Los perros han evolucionado su gesto desde su domesticación

El músculo que poseen los perros alrededor de los ojos ha sido el protagonista de una evolución que se ha desarrollado con el fin de conseguir del ser humano aquello que deseen. Por supuesto, y por desgracia, solo funciona ante aquellos que realmente tengan una mínima sensibilidad hacia los animales. Este músculo ofrece a los canes la oportunidad de mostrar expresiones similares a las de un niño. De este modo, los humanos, de forma instintiva, lo primero en lo que piensan es en proteger al animal y ofrecerle todo aquello que esté en su mano para que se sienta bien. Este hecho no ha empezado a tener lugar en la actualidad, sino que ha sido un gesto clave en la domesticación de este ser, que se desarrolló hace miles de años.

Así, en 33.000 años ha tenido lugar la transformación de la anatomía muscular facial de los perros. Esta ha servido para comunicarse con las personas. Ya se había llegado a la conclusión de que las expresiones faciales de estos animales influyen en las emociones humanas, pero no se había descubierto este cambio anatómico hasta ahora.

Cejas expresivas

Realmente, lo que consigue el músculo que ha evolucionado es que los canes tengan cejas expresivas. Tanto es así que los movimientos llegan a ser muy similares a los de las personas. Igualmente, estos tienen como consecuencia que los ojos parezcan más grandes, lo mismo que sucede con los de los bebés. También parecen más tristes, lo que despierta la empatía de las personas que puedan tener alrededor.

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En el estudio en el que ha quedado demostrado todo lo anterior, se ha tenido en cuenta que los seres humanos, de forma inconsciente, tienden más a querer proteger a las razas con los ojos más expresivos. Esto significa que algunas de ellas disfrutan de mayores ventajas evolutivas.

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Comparación entre perros y lobos

Para poder llegar a todas estas conclusiones, los investigadores compararon expresiones faciales tanto de perros como de lobos. Por otro lado, también llevaron a cabo disecciones de animales que habían adquirido a taxidermistas. Entre ellos se encontraban seis perros y cuatro lobos. Las razas de los perros eran: un pastor alemán, un chihuahua, un husky siberiano, un perro mestizo y un San Huberto. Cabe destacar que no se hizo ningún tipo de disección a animales vivos.

Tras el análisis, el músculo en cuestión no estaba presente ni en la raza más antigua, es decir, en el husky siberiano, ni, por supuesto, en los lobos. Por ello, la conclusión es obvia. El desarrollo ha tenido lugar durante la convivencia de canes y personas.

Uso de las expresiones en perros

Otro de los datos que se ha hecho evidente es que los perros realizan expresiones con las cejas cuando alguien les mira. Por ello, es obvio que este tipo de movimientos los hacen para captar la atención de una persona, y no de forma indiferente.

Por supuesto, las expresiones faciales son muy importantes en cualquier tipo de comunicación y en las interacciones sociales, y los mejores amigos del hombre han sabido entenderlo prácticamente desde el principio.

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Cómo leer los ojos de un perro

No pueden emitir expresiones de forma ilimitada, pero el movimiento de las cejas de los perros y la posición de sus ojos puede ser leída por cualquier persona. De este modo, si vemos que un can muestra los ojos más grandes de lo normal significa que se está sintiendo amenazado. Por el contrario, si parecen más pequeños, debemos entender que se siente estresado o asustado. Igualmente, cuando los entrecierran nos quieren decir que están sintiendo dolor.

Asimismo, si nos encontramos con un perro por la calle que se muestra desafiante, te observa detenidamente sin parpadear y sus pupilas están dilatadas: significa que el can está tenso. La solución es sencilla: retirarse de forma segura, retrocediendo de forma lenta.

Por otra parte, el contacto directo visual puede provocar multitud de reacciones, sobre todo si estamos frente a un animal tímido o asustadizo. Es muy habitual encontrarnos con un can, que este se acerque a olernos y, cuando miramos hacia abajo y nuestras miradas se cruzan, el perro se ponga a ladrar tras retroceder. Lo mejor en este tipo de casos es no hacer movimientos bruscos con el fin de inspirarle confianza. Lo principal es no tocarle si vemos que desconfía de nuestras intenciones. Es más, podemos preguntarle a su dueño, si lo tiene, cómo tratarle para que se sienta agusto.

En definitiva, los perros han evolucionado su gesto con el fin de entenderse mejor con aquellos que les cuidan, con quienes se han convertido en los miembros de su familia desde hace tiempo. Y, por supuesto, han sabido utilizar muy bien este cambio.

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