Las rapaces, denominadas así por su inteligencia y capacidad de depredación, y en concreto, las rapaces nocturnas son animales muy curiosos. Además de sus plumas y grandes ojos, tienen la cualidad de adaptarse al medio al 100%. Así, por ejemplo, solo se reproducen en la proporción en la que pueden garantizar el alimento a su prole. Si no hay suficiente alimento, limitan al mínimo su descendencia para asegurar la «familia». Esta es solo una muestra de las curiosidades de las rapaces nocturnas que os vamos a descubrir a continuación.
Curiosidades sobre las rapaces nocturnas que desconocías
¿Sabías que las rapaces nocturnas casi nunca atacan a los animales que benefician la agricultura? En efecto, los agricultores en cuyos campos sobrevuelen lechuzas y búhos pueden estar tranquilos, pues estas aves rapaces nocturnas cazan solo ratones, ratas e insectos considerados perjudiciales para las cosechas. Las siguientes curiosidades sobre las rapaces nocturnas te sorprenderán más.

¿Son lo mismo las aves rapaces que los búhos?
Sí y no. En primer lugar, los búhos sí son aves rapaces nocturnas, y sí, habitualmente se identifica el término ave rapaz al de búho. Pero en realidad, la variedad de especies de aves rapaces nocturnas va mucho más allá (mochuelo o urracas, entre otras, también son rapaces nocturnas). Ahora bien, por simplificar y ser el más conocido, se suele identificar a la especie particular de los búhos como rapaces nocturnas.
Curiosidades sobre las rapaces nocturnas: la forma de su cabeza no es como piensas
¿Dirías que las aves nocturnas como los búhos tienen la cabeza redonda? Pues sentimos deciros que no es así. Resulta que es una ilusión que crea su plumaje, pero en realidad su cabeza no es tan redondeada.
Ven perfectamente a lo lejos y en la oscuridad, pero no ven bien a tres pasos
Su visión está muy desarrollada y perfectamente adaptada a condiciones de escasa luz. Sus grandes ojos, con esas pupilas que se dilatan sobremanera para absorber toda la luminosidad posible, se conjugan con unos bastones que son capaces de captar cualquier punto de luz.
Su nivel de vista en profundidad es total, ya que ambos ojos están preparados para, con cualquier movimiento dentro de los 110 grados de su visión, enfocar perfectamente la profundidad de campo (se le denomina visión estereoscópica). Es más, mejora incluso cuando realiza sus particulares movimientos de cabeza.
Eso sí, a diferencia de otras especies animales, sus ojos no son esféricos, esto es, no pueden girar dentro de las cuencas. Solo tienen visión frontal.

Su capacidad de rotación de la cabeza NO es de 360 grados
Pero casi. Los músculos de la cabeza, porque de cuello carecen, están preparados para hacer giros de hasta 270 grados, que es 3/4 del giro total. En estos giros utilizan tanto la visión profunda que les caracteriza como su extraña audición para llegar allí donde sus ojos no esféricos no le permiten.
Las rapaces son reinas del camuflaje
Pensarás que, durante el día, dado que su forma de vida es nocturna, no necesitan ninguna estrategia para protegerse. Al contrario, puesto que es el momento más peligroso para ellas. Así, a modo de defensa, algunas de las especies de aves rapaces como el cárabo o el autillo han conseguido dominar tan a la perfección el arte del camuflaje que solo un ojo experto las diferenciaría en su hábitat.
Además del camuflaje con los tonos del plumaje, algunas especies cuentan también con unas falsas orejas en la parte superior de la cabeza. Así, fijos sin moverse sobre una rama, parecerán como otra trama partida para los depredadores.

Curiosidades de las rapaces nocturnas: su audición
Si de las rapaces nocturnas se destaca su visión, es su audición lo que les garantiza en último término su subsistencia. Tienen un oído hiperdesarrollado para localizar presa. No en vano son uno de los depredadores más letales de la naturaleza.
Su disco facial, lo que le da esa redondez de rostro, tiene una estructura en forma de corazón alrededor de los ojos. Ya que no pueden girar las órbitas de los mismos, su naturaleza les ha dotado de musculatura que les permite redirigir esa corona hacia los sonidos más nimios para así interpretar qué es lo que pasa allí donde ahora no puede ver.
De hecho, este sistema de radar tan maravilloso es incluso más preciso en aquellas especies en las que, además, sus dos oídos laterales están situados de forma asimétrica. A esta capacidad se la denomina «escucha direccional» y es una de las curiosidades de las rapaces nocturnas más asombrosas y peligrosas para sus presas.
A esto se le suma una configuración muy particular de su plumaje que les permite ser completamente silenciosas cuando vuelan, de tal forma que incluso en esos momentos su capacidad de audición es perfecta. Son auténticas máquinas del silencio.
Una garra reversible letal
Una de las curiosidades de las rapaces nocturnas reside en su garra o dedo exterior. Podría decirse que se trata de una garra trampa, ya que es reversible. Cuando la cierra lo hace desde atrás, por lo que se convierte en una trampa para sus presas, ya que una vez agarradas, no pueden escapar.