¿Vas a adoptar un gato? ¿Quieres sumar un nuevo miembro felino a la familia? Cuando son cachorros es más fácil educar a un gato. En este sentido, los gatos nos ayudan mucho ya que son tremendamente inteligentes, con lo que son capaces de adquirir nuevas costumbres y asimilar órdenes; mejor incluso que los perros. Además, la naturaleza cuidada de los gatos y su «obsesión por la limpieza» facilitan los primeros elementos de educación del gato.
El refuerzo positivo, elemento clave para educar a un gato
Los gatos son animales salvajes, poco caseros, y que se mueven siempre por un objetivo: su bienestar (el resto de personas a su alrededor serán importantes, pero secundarias).
Así pues, para conseguir que un gato haga las cosas como tú quieres, tendrás que idear un sistema de recompensas que motiven al felino para seguir con su buen comportamiento.

El refuerzo positivo para educar a un gato ha de ser, eso sí, inmediato. Solo así el gato identificará su actitud y comportamiento con el premio por su saber estar.
Aunque también hay que tener mano izquierda una vez superada la fase de educación del cachorro. No es bueno acostumbrarle a conseguir todo a base de recompensas, pues buscará cada vez más premios.
Por ejemplo, si tu gato se despierta por la noche, no cometas el error de «premiarle» con leche o dejarle salir para que se despeje. De lo contrario, asociará despertarse con obtener una deliciosa recompensa, y creará un mal hábito. Tampoco el castigo es una buena elección para este tipo de situaciones. La reacción del animal puede ser justo la contraria de lo buscado.
¿En qué consiste educar y enseñar a un gato?
Para educar a un gato, lo primero de todo es comprenderlo: no solo a nivel emocional, sino también físico. Durante las primeras semanas, la mejor actitud es la observación: con qué tiene dificultades, con cuanta frecuencia se va de casa, qué personalidad tiene, entre otros aspectos.
Uno de los pasos más importantes es conseguir comprender cómo procesa el gato las señales. Y es que los gatos se comunican a través del olfato: con él, identifica la fidelidad de su dueño; el estado anímico en el que vuelve, y la recompensa.

¿Qué tiene que aprender un gato?
Elementos como normas de higiene, el cuidado de los muebles o el estilo de vida del dueño son conocimientos que tenemos que enseñar al gato.
En caso contrario, tendremos un gato malcriado que hace siempre lo que le parece. A nuestro favor, tenemos el hecho de que los gatos son animales muy adaptables, con una gran inteligencia y capacidad de aprendizaje.

Las enseñanzas que debe transmitir un dueño a su cachorro de gato es cómo va a ser de ahora en adelante la convivencia en común. Y todo ello con sutileza pero gran determinación.
Ten siempre presente que un gato no es un perro pequeño, por lo que no obtendrás ningún resultado (por norma general) si le enseñas a sentarse o dar la pata. De hecho, los gatos aprenden, sobre todo, a través de la experiencia directa.
Cómo piensan los gatos
Los gatos tienen una forma de pensar muy diferente a la nuestra o a la de otras mascotas (como por ejemplo, los perros). Para los gatos, cualquier acto implica un aprendizaje, sí, pero solo es válido para ese suceso en ese contexto. Y es que los gatos no tienen la cualidad de saber trasladar un aprendizaje a una situación similar pero distinta.
Tendemos a pensar que los gatos se van a comportar igual que los perros, que acudirán a la puerta a recibirnos. Según el tipo y la personalidad de gato, puede ocurrir; pero también es factible que el gato ni se inmute si está tranquilo y descansando en su área de confort.
Reglas básicas para educar a un gato
Más allá de estos consejos y trucos para educar a un gato, existen una reglas mínimas que cualquier propietario debe tener en cuenta. No son complejas de seguir, y si se ejecutan correctamente, veremos rápidamente resultados en forma de cambio de comportamiento del gato hacia lo que nosotros esperamos.

Regla nº 1: utilizar siempre la misma expresión para cada evento
Por ejemplo, cuando vamos a reñir al gato, si utilizamos cada vez una expresión, el gato se sentirá desorientado. Con la misma expresión para cada uno de los actos, el gato identifica más claramente qué se espera de él y a qué debe atenerse.
Regla 2ª: en el momento
¿Cuántas veces no te has percatado tarde de la travesura de tu minino? Ante un comportamiento inadecuado del animal, cuando se es testigo directo del evento hay que actuar rápido y enviarle la señal de que eso no se debe hacer.
Si por el contrario se deja pasar o se hace tiempo después de que ha ocurrido (porque es entonces cuando te has percatado), no solo no servirá para la educación del gato, sino que será contraproducente.
Regla 3ª: su objetivo son las recompensas
El comportamiento de los gatos, como hemos visto, está muy marcado por las recompensas. Cada felino observa su entorno y decide si le es conveniente (recompensas) o no mostrar predisposición al buen comportamiento.
Asustar a un gato (tímido o no), no respetar sus derechos o pegarle solo consigue una cosa: romper el vínculo de confianza entre el gato y tú.
La constancia, lo que subyace para conseguir educar a un gato
Si realmente quieres educar bien al gato, tienes que ser constante. No todos los gatos tienen la misma predisposición, ni la misma personalidad. La paciencia ha de ser la virtud de cualquier propietario de un gato; paciencia y asertividad.
Ten en cuenta que los gatos son muy sensibles y empáticos: cualquier modificación en tu estado de humor, el gato lo nota inmediatamente y reacciona a él.
Esperamos que con estos consejos educar a tu gato sea un poco más sencillo. En cualquier caso, si no te sientes capaz o no tienes la paciencia y perseverancia que la educación de los gatos requiere, quizás debas plantearte la búsqueda de un etólogo profesional que te ayude y dé pautas.