Los felinos son criaturas indescifrables. Nunca se sabe a ciencia cierta qué es lo que esperan de sus dueños, a menos, claro, que los dueños aprendan a conocerlos bien. Aquí es cuando hablamos de uno de los temas tabú sobre estos enigmáticos animales: ¿les gusta o no el agua? ¿se les debe bañar o no? En nuestro artículo de hoy te contamos si los gatos odian el agua o si, por el contrario, les encanta.
Razones por las que los gatos odian el agua
¡Estar mojado es detestable!
Empezamos por una de las razones más básicas por las que los gatos odian el agua: la simple sensación de estar mojados. Nosotros mismos, si nos mojamos con la lluvia o por accidente caemos al agua llevando ropa, nos sentimos incómodos y con ganas de deshacernos de la ropa mojada. Es lo mismo que le sucede a los gatos: es como si estuvieran llevando una especie de manto mojado sobre los hombros y deben de esperar a que esta se seque. ¿Qué es lo que ocurre? Los gatos son muy ágiles y, mojados, pierden esa libertad de movimiento que los caracteriza.
La historia de los gatos y el agua
Según un estudio de la Asociación Canadiense de Medicina Veterinaria, el odio de los gatos al agua tiene que ver con su pasado evolutivo. Y es que los felinos evolucionaron en los climas áridos desérticos. Es decir, no estuvieron expuestos a los ríos, lagos, mares o la lluvia, a diferencia de otras especies. Recordemos, por ejemplo, que los gatos eran considerados dioses en el antiguo Egipto, una región de clima desértico y con altas temperaturas. Lo que queremos destacar con esto es que los gatos históricos no deambulaban en bosques o valles cercanos al agua ni se enfrentaban a tormentas, por ejemplo. Así que es lógico que los gatos antiguos evolucionaran a los modernos con ese terror al agua.

Un super olfato
Otra de las razones por las que los gatos odian el agua es el poderoso sentido del olfato que tienen. Es cierto, los perros también tienen un olfato muy desarrollado, pero los felinos no se quedan atrás. Y es que el olfato es su sentido más utilizado. Para nosotros el agua no tiene olor, pero eso es porque nuestro olfato no está preparado para oler todo lo que nos rodea. Los gatos, por el contrario, son capaces de percibir las sustancias químicas que componen el agua del grifo y, a diferencia de los perros, los gatos son sensibles a este olor.
¿El principal motivo de esto? Recordemos que los gatos son muy aseados y les gusta ducharse con nada más que su porosa lengua. Y, como es lógico, están acostumbrados a ese olor que se les impregna en el pelaje después de una de sus largas sesiones de baño. Como es comprensible, el agua del grifo y el champú no van a dejarles el olor característico al que están habituados.
Traumas y control
El que un gato odie el agua puede deberse también al hecho de haber tenido una mala experiencia con este líquido. Tal vez se trata de un gatito que vivió en la calle y tuvo un encuentro desagradable con el agua. O tal vez, siendo aún un cachorro, le dieron un baño que resultó traumático y estresante para él.
Por otro lado, nos encontramos con la sorpresa de que a los gatos, aunque odien el agua y sumergirse en ella, en ocasiones sí que les gusta jugar con los chorros de agua. Es bastante habitual que se acerquen a grifos que gotean, remojar la pata en el cuenco del agua, por ejemplo, o entretenerse, extasiados viendo el agua fluir. Pero si se trata de un baño, por ahí no pasan. ¿A qué se debe esto? Al control que ejerce el gato sobre el agua. Es decir, no es lo mismo sumergirse en una bañera de la que no se sale hasta que el dueño no ha terminado de asearlo, que jugar cerca de un poquito de agua del que se puede huir si la cosa se sale de control.

No todos los gatos odian el agua: los gatos impermeables
No todos los gatos odian el agua. Hay excepciones y, dentro de estas excepciones extraordinarias se encuentran los gatos «impermeables». Sí, existen gatos que tienen un pelaje resistente al agua, por lo que no tienen ningún problema en lanzarse de lleno a una piscina o al mar o soportar una ducha de buen agrado.
Gato Abisinio
Esta raza de gato, popular por su apariencia y su carácter, es una de las que sí toleran el agua sin problema. ¿El motivo? Se cree que se remonta a que los abisinios llegaron por barco a Europa por primera vez; de ahí que tengan tolerancia al agua y sean grandes amantes de darse un chapuzón de vez en cuando. Por supuesto, puedes bañarlos con total libertad y sin riesgo de sufrir rasguños por su parte.
Van turco
Podría decirse que éste es el Michael Phelps de los gatos. Al Van Turco le gusta el agua por naturaleza. Su pelaje es impermeable, por lo que no retiene el agua, así que esta raza, particularmente, disfruta mucho nadando. Gracias a esta característica tan poco usual en los gatos, se les llama «gato nadador». Si buscas un compañero felino para llevarte a la playa o pasar largo rato en la piscina, entonces quizá podrías buscar adoptar un Van Turco y disfrutar con él zambulléndote en el agua.