Los perros, como miembros de nuestra familia que son, nos dejan muchos momentos graciosos y entrañables en los que podemos disfrutar de su compañía. Enseñar a tu perro a sentarse o jugar con él puede ser muy divertido pero, como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce: habrá momentos en los que tu perro se porte mal y tendrás que disciplinarlo para corregir su comportamiento. Para asegurarte de que el castigo es proporcional a la acción y que no haces nada para dañar el vínculo que estás creando con tu mascota, aquí te enseñamos a regañar a tu perro de forma eficaz y sin pasarte de la raya.
¿Cómo regañar a tu perro correctamente?
Redirige su comportamiento cuando lo pilles en el acto
Para regañar a tu perro de forma efectiva, tienes que abordar la situación mientras ocurre la acción indeseada o inmediatamente después. No puedes reprender a tu perro por algo que hizo en el pasado porque no tiene la capacidad para entender por qué lo estás disciplinando. Sin embargo, cuando lo pillas haciendo algo mal, puedes enseñarlo a cambiar su comportamiento
Uno de los mejores métodos para ello es la redirección, que consiste en detener enérgicamente al perro en el acto y darle una opción diferente para desviar ese comportamiento. Por ejemplo, si lo pillas mordiendo tus zapatos, llama su atención con un «NO!» fuerte y enérgico, y quítale el objeto de la boca. Una vez que esté calmado, dale un juguete para morder, y cuando lo esté mordiendo, elógialo con cariño y dale un premio para que entienda que eso es lo que debe morder.

Refuerza el buen comportamiento
Hay muchas maneras de reforzar positivamente los buenos comportamientos y a tu perro le gustará especialmente recibir premios y chucherías cuando haya hecho algo bien. Cuanto más alientes a tu perro, más se esforzará para asegurarse de que sigue las reglas y te mantiene contento… mientras consigue premios.
Nunca le pegues
Los perros no entienden bien el refuerzo negativo, por lo que si para regañar a tu perro le pegas, es probable que no entienda el motivo y que no cambien su comportamiento sino que se vuelva temeroso y menos propenso a escucharte. Nunca debes ponerle una mano encima al perro para disciplinarlo, aunque te sientas extremadamente frustrado. Ninguna razón es suficiente para golpear, sacudir o intimidar a tu perro. Si alguna vez sientes que no puedes y que se te va a ir de las manos, es hora de contratar a un entrenador profesional.
No le grites
Los gritos pueden agitar o excitar a tu cachorro, lo que puede fomentar comportamientos negativos. Mantén una voz calmada y utiliza órdenes claras y simples.
Sé constante y coherente a la hora de regañar a tu perro
Sé consistente para no confundir a tu perro. Todos los miembros de su familia deben aplicar los métodos de entrenamiento cada vez que el perro se porte de forma inapropiada. No puedes dejar que tu perro se salga con la suya unas veces y otras no.
Socializa a tu perro para evitar posibles conflictos en los que haya que regañarle
La socialización de los perros es una fase determinante en su desarrollo para lograr que se acostumbren a su entorno y puedan convivir tanto con personas como con otros animales sin presentar problemas de conducta y sin tener que regañar a tu perro constantemente. Un perro socializado será más fácil de sacar a la calle, se portará mejor con las visitas o desconocidos y podrá jugar con otros perros sin peligro.
Familiarización con el entorno
Generalmente, una vez superados los primeros días de adaptación a su nuevo hogar, el perro no tiene problemas para vivir tranquilamente dentro de casa. Sin embargo, especialmente cuando son cachorros, cualquier cambio,por sencillo que sea, puede asustarle o ponerle nervioso. Una simple reunión con amigos en el salón en la que se hable alto y se ponga música lo puede alterar. Los perros son especialmente sensibles a los ruidos, por lo que hay que intentar introducirlos gradualmente y de forma positiva a los nuevos sonidos y al entorno inmediato.
Una mala experiencia podría ocasionar una fobia a largo plazo, y si reaccionas mal el comportamiento del animal puede verse afectado. Para ayudar en el proceso, enfoca la experiencia de un modo positivo y gratificante: por ejemplo, si tienes que pasar la aspiradora o utilizar un taladro, deja que el perro olisquee y toque los objetos primero, y luego ve encendiéndolo por periodos de tiempo cada vez más largos, premiándolo cuando deje de ladrar.

Socializar con humanos
Es importante que el perro se acostumbre a tratar con extraños, porque se topará con muchos a lo largo de su vida tanto en casa como en la calle. Empieza por presentarle a gente dentro de casa (en territorio conocido) con refuerzos positivos: para ayudarlo a entender que la gente nueva no es peligrosa, deja que le den un premio cuando se acerque a ellos y se deje tocar. Evita abrumar al perro y deja que sea él quien marque los tiempos y las distancias hasta que se acostumbre.
Interacción con otros perros
Es importante empezar la socialización de los perros desde que son cachorros para que en el futuro puedan tratar con otros animales sin agresividad. Los perros del mismo sexo suelen tener más conflictos, por lo que es conveniente que se familiarice primero con perros del sexo contrario o con cachorros, en un ámbito en el que no haya muchos perros y que ninguno de ellos sea agresivo. Muéstrale tu aprobación cuando interaccione con ellos cuando no reaccione de forma indeseable a la atención que pueda recibir de ellos.
Cuando estés convencido de que la relación de tu perro es correcta con perros del otro sexo, puedes empezar a presentarlo a perros del mismo sexo, prestando atención a cualquier signo de agresividad (vueltas en círculos con la cola y cabeza erguidas, caminar sobre las puntas, cola rígida) para que no se produzcan enfrentamientos.