¿Tu gato está raro? ¿casi no le ves utilizar la caja de arena? ¿ha bajado de peso? Cuidado, es posible que tu mascota sufra alguno de los problemas renales en gatos que existen y no sepas qué hacer. Te contamos cuáles son las posibles causas, las consecuencias y los tratamientos que el veterinario puede recomendarte.
Problemas renales en gatos
Los riñones son órganos vitales para el cuerpo, tanto humano como el felino; su tarea consiste, básicamente, en filtrar elementos residuales de la sangre y eliminarlos en forma de orina. De ahí que, si hay un funcionamiento inadecuado del mismo o una sobrecarga de trabajo, es posible que los riñones fallen, en el peor de los casos, o desarrollen una serie de síntomas bastante incómodos para tu mascota que reducirán considerablemente su calidad de vida.
La mayoría de los gatos presentará alguna vez en su vida alguno de los problemas renales inherentes a la especie. Pueden ser cosa de una sola vez y que, después de la medicación adecuada, el gato vuelva a la normalidad, o también puede ser algo crónico, lo que significa que durante el resto de su vida, tu gato dependerá de constantes visitas al veterinario, tratamiento y alimentación especial. Pero… ¿cuáles son estos problemas renales? Vamos poco a poco.
Tipos de problemas renales en gatos
Los problemas en los riñones de los gatos se llaman deficiencia renal, y puede ser de dos tipos: aguda y crónica. La deficiencia renal aguda suele ser reversible, en el mejor de los casos, y puede deberse a infecciones, toxinas ingeridas por el animal, traumatismos, caídas, deshidratación e incluso problemas cardíacos. Esta deficiencia puede tener tratamiento, pero también puede ser consecuencia de un problema más serio y dar lugar a un fallo orgánico general, con lo cual, sería un poco más difícil conseguir que el gato se recuperara. Lo que la distingue es que el problema se presenta de golpe, por lo que tendrás que acudir de inmediato al veterinario.
Por el contrario, la deficiencia renal crónica, como su nombre indica, puede tardar meses o años en desarrollarse y manifestarse. Puede deberse a distintas causas: desde simples infecciones, piedras en el riñón, cáncer, o la propia edad (a partir de los 8 años). La deficiencia crónica es irreversible, pero existen tratamientos que pueden frenar el avance de la enfermedad y ayudar a reducir los síntomas en tu mascota.
Es un poco más difícil percatarse del problema, pues al principio, los riñones intentarán compensar el daño, cosa que puede funcionar. Sin embargo, eventualmente se produce una sobrecarga de trabajo para los órganos si no se coge a tiempo la enfermedad, y los riñones son incapaces de subsanar los daños. Ahí es cuando se presentan los primeros síntomas de una deficiencia renal crónica.

Síntomas de los problemas renales en gatos
Como ya hemos adelantado, dependiendo del tipo de problema renal de tu gato, los síntomas que se presentarán serán diferentes. Si tu gato padece insuficiencia renal aguda, puedes percatarte fácilmente pues los síntomas se presentarán de golpe. Esto te permitirá acudir al veterinario para que le hagan las pruebas pertinentes. Dentro de los síntomas encontramos:
- Vómitos
- Pérdida de apetito
- Letargo
- Diarrea
- Halitosis (mal aliento)
- Apatía
- Disminución o ausencia de la orina
- Convulsiones
- Falta de coordinación
Los dueños de gatos con padecimientos crónicos lo tienen un poco más difícil. En estos casos es conveniente que conozcas bien a tu mascota y cuáles son sus hábitos. Por ejemplo, ¿tu gato come mucho o poco? ¿cuántas veces al día utiliza la caja de arena? ¿toma mucha o poca agua durante el día? ¿cuántas horas pasa durmiendo? ¿es cariñoso o es más bien arisco? Si puedes contestar todas estas preguntas, entonces no tendrás problema en darte cuenta si tu mascota está pasando por algún problema renal. Notarás los síntomas a tiempo. Algunos de estos síntomas pueden ser:
- El gato bebe más cantidad de agua (por lo tanto, orina más)
- Poco apetito
- Cansancio
- Letargo
- Delgadez
- Pelo seco y sin brillo
- Náuseas
- Vómito
- Estreñimiento
- Halitosis
Diagnóstico
Sí, existen deficiencias renales agudas y crónicas, de fácil o difícil tratamiento, pero, ¿cuáles son los problemas que se presentan? Estos daños impiden, con frecuencia, que la vejiga se vacíe de forma adecuada (algo que tendría fácil solución), pero también podría ocurrir un bloqueo de la uretra (el conector entre la vejiga y el exterior del cuerpo), cosa que trae grandes repercusiones para la salud de tu mascota .
En la visita al veterinario, a través de ultrasonidos, análisis de orina y de sangre, se determinará cuál de todos los problemas renales en gatos, padece tu mascota. Así, los diagnósticos son variados; pueden ser infecciones de orina, cistitis, cálculos en la vejiga, piedras en el riñón, cristales, bloqueo del tracto urinario e incluso, cáncer.
Consecuencias de la deficiencia renal
Los problemas renales en gatos no se limitan a afectar el aparato urinario de tu mascota. También pueden tener otras consecuencias. Por ejemplo, una deficiencia renal sin tratar o mal tratada, podría ocasionar hipertensión en el gato; también es frecuente encontrar sustancias tóxicas en la sangre (aumento de creatinina y urea) que los riñones se encargan de eliminar a través de la orina. También es posible que un gato sufra anemia o ceguera como consecuencia de la deficiencia renal

Tratamiento
Dependiendo del problema que sufra tu gato, el veterinario determinará cuál es el tratamiento más adecuado. En el caso de la deficiencia aguda, es posible que la mascota tenga que ser ingresada unos días para que le suministren fluidos por vía intravenosa, además de los medicamentos que el veterinario considere apropiados. En caso de que este cuadro sea producto de piedras en el riñón o la vejiga, es posible que tu mascota necesite una cirugía.
Si el gato padece una deficiencia renal crónica, necesitará una medicación constante. No solo para tratar el problema renal, sino las consecuencias de este como anemia o hipertensión. También es muy probable que el veterinario indique una dieta especial, pues esta suele reducir los síntomas de la enfermedad además de ralentizar el desarrollo de la misma.
Es muy importante que la mascota siga esta estricta dieta (pienso o alimento húmedo) y que evite comer otras cosas (si convive con más gatos, que no coma lo de ellos) Estos alimentos, creados especialmente para las deficiencias renales, funcionan de distintas maneras. Por ejemplo, el pienso estimula al gato, ocasionando que tenga más sed y, por lo tanto, tome más agua y orine más, lo cual es beneficioso si padece cristales.
El cambio entre la comida «tradicional» y la de prescripción veterinaria, debe ser gradual y puede llevarte entre 2 y 6 semanas, dependiendo de tu gato. Empieza por añadir pequeñas cantidades del pienso «nuevo» mezclado con el pienso de siempre. Con el paso de los días, añade un poco más del pienso nuevo, hasta que sirvas la mitad de uno y de otro en la misma comida. Eventualmente, conseguirás servir únicamente el alimento «especial». La comida húmeda también se recomienda, especialmente para gatos mayores y que pueden tener algún problema en las encías que les impide triturar el pienso.
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