Los problemas renales en perros más habituales y cómo tratarlos o evitarlos

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Al igual que otras enfermedades, los perros también sufren trastornos de riñón que pueden tener consecuencias fatales debido a la importancia que cumple este órgano en el funcionamiento de su cuerpo. A lo largo de este artículo vamos a hablar de los problemas renales en perros más habituales. Si notas en tu mascota alguno de los síntomas que te describimos a continuación, deberás llamar urgentemente al veterinario para evitar que su estado empeore.

Los problemas renales en perros más habituales

Los riñones no solo se encargan de la regulación de los líquidos, sino que tienen otras funciones como la depuración de los desechos del organismo. Por este motivo, es tan importante vigilar su correcto funcionamiento. Para que puedas hacer frente a este tipo de situaciones con mayor facilidad, a lo largo de este artículo vamos a hablar de los problemas renales en perros más habituales.

Nefritis y nefrosis

La nefritis es una inflamación que está ligada a enfermedades como la erliquiosis, la hepatitis, la borreliosis o la pancreatitis. Por otro lado, la nefrosis se relaciona con cambios degenerativos. Estos pueden tener lugar por una intoxicación, independientemente de su origen, aunque uno de los más probables es el consumo de algunos medicamentos.

Con ambas, los canes pueden sufrir un síndrome nefrótico, con ascitis, edema y derrame pleural. Para frenar la nefritis, debe tratarse lo antes posible la causa que la ha provocado. Respecto al síndrome nefrótico, debe actuarse como se haría con la insuficiencia renal. Te lo explicamos todo en el siguiente punto.

problemas renales en perros más habituales

Insuficiencia renal

Uno de los problemas renales en perros más habituales es la insuficiencia renal. Se trata de una enfermedad que incapacita al organismo del can para eliminar los desechos. Se presenta de dos formas distintas: crónica o aguda, y ambas son más propias de los animales ancianos, siendo infrecuente que se desarrollen en los más jóvenes. Son muchas las causas que pueden provocar el fallo renal, como también se denomina esta enfermedad. Entre ellas se encuentran la insuficiencia cardíaca, la rotura de la vejiga, una intoxicación o una obstrucción, entre otras.

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El problema en la insuficiencia renal es que no se hacen visibles los síntomas hasta que no está muy avanzada. De este modo, cuando comienza a desarrollarse es más probable que se detecte únicamente mediante análisis de sangre. Ahora, con el paso del tiempo, notarás que el animal puede estar sufriendo esta enfermedad al aumentar su ingesta de agua y, aún así, hacerse evidente la deshidratación, puesto que el organismo no puede deshacerse de los desechos. Otros síntomas son la pérdida de peso, heridas en la boca, vómitos, diarrea, depresión, retención de líquidos o las hemorragias.

Tratamiento del fallo renal

Para tratarlo, es necesario que el animal siga una dieta específica, que beba mucho agua y la correspondiente medicación. Es posible que el veterinario nos aconseje también darle vitaminas. Ahora, cabe destacar que suele tratarse de un daño permanente. Si solo afecta a un riñón, normalmente el otro puede compensar su función. De ser así, el perro ni siquiera notaría los síntomas. Ahora, cuanto más avancen los daños, peor será el pronóstico. A pesar de todo, los canes que sufren esta enfermedad pueden vivir durante años con el tratamiento adecuado. En definitiva, aunque no se pueda curar, la situación puede normalizarse con medicación.

Pielonefritis

La pielonefritis es una infección de riñón causada por bacterias que afectan también al funcionamiento del uréter. Lo más lógico es que esta comience en la vejiga y, al complicarse, se extienda hasta esta zona. Otra causa es una obstrucción o una malformación de nacimiento que provoquen la aparición de las infecciones. Asimismo, también tiene lugar por una insuficiencia renal.

Al igual que la anterior, esta enfermedad puede darse de forma crónica o aguda. La primera de ellas tiene como consecuencias un incremento de la ingesta de agua, el adelgazamiento y la eliminación de una mayor cantidad de orina. En el caso de ser aguda, los síntomas son anorexia, fiebre, dolor al orinar y vómitos.

Es imprescindible cumplir paso por paso el tratamiento que proporcione el veterinario. Suele basarse en antibióticos. Se trata de una infección difícil de eliminar y las recaídas en esta enfermedad son muy habituales. El seguimiento debe de ser constante para saber si la medicación está teniendo o no efecto.

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Cálculos renales

Sin duda, uno de los problemas de riñón más conocidos. Se trata de piedras de diferentes tamaños que se desarrollan por la precipitación de algunos minerales. En su formación influyen la hidratación, la alimentación y el pH. Algunos de sus síntomas son sangre y arenilla en la orina, dificultades a la hora de miccionar o incontinencia, o dolores muy fuertes. Es más, existen ocasiones en las que podremos ver cómo el animal expulsa algún cálculo. Lo más recomendable es recoger una muestra y llevarla a la clínica veterinaria para que allí analicen y descubran cómo se ha formado.

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En el caso de no poner remedio a esta enfermedad, es posible que tengan lugar obstrucciones, perforaciones o fallo renal. Dependiendo del tipo de cálculo (de ácido úrico o de calcio, entre otros), se pondrá un tratamiento u otro. Ahora, por norma general se necesitará una alimentación específica para eliminar las piedras y antibióticos con el fin de evitar infecciones. En casos extremos, es probable que sea necesaria una intervención quirúrgica.

La alimentación y los problemas renales

Existen en el mercado diferentes alimentos creados exclusivamente para aquellos perros que sufren problemas renales. De este modo, por ejemplo, su contenido en sal es reducido y poseen proteínas de alta calidad que aligeran el trabajo de sus órganos. Por otro lado, en ellos se regula la cantidad de fósforo, ya que este tipo de enfermedades suele aumentarlo. La dieta es mejor que sea húmeda con el fin de mejorar los niveles de hidratación.

Si eres de los que apuestan por hacer su propio menú en casa, es importante hablarlo y analizarlo antes con el veterinario. Esto se debe a que si nos equivocamos con los alimentos seleccionados, podríamos complicar la gravedad del problema. Ahora, lo más importante es tener en cuenta lo anterior, es decir, tener claras las cantidades de sodio y fósforo, entre otros datos.

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