Muchas personas siempre están soñando con cuentos de hadas, con esas historias en las que la princesa se ve atacada por un inmenso dragón a la espera de que su príncipe azul vaya a rescatarla. Sin embargo, a día de hoy podemos decir dos cosas respecto al relato anterior: ni los dragones pertenecen solamente a los cuentos de hadas ni nadie tiene que esperar a ser rescatado, pues puede utilizar sus cualidades para afrontar cualquier circunstancia. De este modo, no solo tenemos que darle la vuelta a los míticos cuentos de damas que necesitan de la acción del hombre para sobrevivir, sino que, además, es hora de descubrir que los dragones existen, al menos los de Komodo, aunque no vuelen. ¿Quieres saber cómo son y cómo viven? Vamos a descubrirlo.
Dragones de Komodo: ¿cuáles son sus características?
Los dragones de Komodo son los lagartos más grandes que existen sobre el planeta Tierra. Tanto es así que su cuerpo puede alcanzar una longitud de tres metros. Asimismo, presumen de una cola fuerte, muy musculosa, que llega a alcanzar la misma medida que su cuerpo.
Se trata de un animal, además, que puede alcanzar en sus desplazamientos los veinte kilómetros por hora. De esta forma, se ha convertido en uno de los reptiles más rápidos que existen. Cuando corren, mantienen su cuerpo rígido y apartan la cola del suelo. Por otro lado, no solo se trasladan de manera fluida por tierra, sino que también son conocidos por ser nadadores hábiles.

Por otro lado, su hocico es redondeado y posee dientes muy afilados. Además, posee dos glándulas de veneno. Estas se sitúan en la mandíbula inferior. Sus extremidades son robustas y su cráneo es flexible, por ello no está adaptado para soportar una mordedura fuerte, aunque sí que es capaz de resistir cargas altas de tracción.
Cuando los dragones de Komodo muerden a su presa, lo hacen rasgándole la piel. Este hecho les facilita introducir su veneno en el torrente sanguíneo del animal. Por ello, este último muere en muy poco tiempo debido a la acción anticoagulante que provoca la sustancia tóxica introducida. Por otro lado, también provoca una pérdida de sangre abundante.
Tamaño
Como hemos dicho antes, los dragones de Komodo son los lagartos más grandes del mundo. Cabe destacar que los machos superan en tamaño a las hembras. De este modo, llegan a pesar entre ochenta y noventa kilos, midiendo una media de 2,60 metros de longitud. En cambio, la hembra pesa entre los setenta y los setenta y cinco kilos, y su longitud, de media, no supera los 2,30 metros. Sin embargo, las especies más grandes que se han encontrado medían 3,13 metros y superaban los 160 kilos.
Boca
Una de las partes más destacadas de los dragones de Komodo es su boca. Esto se debe a que cuentan con cerca de sesenta dientes serrados, que llegan a medir 2,5 centímetros. Cada uno de ellos está cubierto mediante tejido gingival. De esta forma, cuando el animal se alimenta, suele romper gran parte de este tejido, por lo que los sangrados son constantes. Por esta razón, su saliva normalmente está teñida de sangre. También llama la atención su lengua, que es de color amarillo, muy larga y profundamente bifurcada.

Piel
Los lagartos siempre se han caracterizado por tener una piel diferente a la de otras especies, y en el caso de los dragones de Komodo no iba a ser menos. De esta forma, presume de una dermis cubierta de escamas blindadas, por lo que es muy resistente. Asimismo, contienen pequeños huesos denominados osteodermos. Estas estructuras se engrosan más a medida que el animal envejece y, además, varían de forma. Hay que señalar que los osteodermos no se encuentran ni en las crías de los dragones de Komodo ni en aquellos que son jóvenes. De este modo, se ha llegado a la conclusión de que su armadura natural se fortalece y madura a medida que el lagarto envejece.
Respecto a la coloración de la piel, hay que decir que los más jóvenes se caracterizan por tener una dermis verde con bandas amarillas y negras, mientras que los adultos tienen un tono uniforme y opaco. Su color en este caso varía entre el marrón y el rojo grisáceo.
Velocidad
Normalmente, los dragones de Komodo se desplazan a 5 kilómetros por hora. Sin embargo, tal y como hemos señalado antes, puede alcanzar los veinte kilómetros por hora. Cuando camina, tanto su cola como su cuerpo y su cabeza se balancean de lado a lado. Además, cuando apuesta por la máxima velocidad, las patas de atrás se mueven en un amplio arco lateral, mientras que la cola se separa del suelo a lo largo de todo el desplazamiento. Son muy buenos nadadores y los más jóvenes son grandes escaladores; pero, cuando crecen, al ver aumentado su peso, no son capaces de trepar por los árboles, ya que pierden agilidad.
Sentidos
Los investigadores creen que el campo auditivo de los dragones de Komodo está restringido a sonidos que se encuentran en un rango situado entre los 400 y los 2000 hertzios. Para que os hagáis una idea, el del ser humano escucha sonidos que se distribuyen entre los 20 y los 20.000 hertzios.
En relación a su vista, estos animales son capaces de distinguir objetos que se encuentran, incluso, a trescientos metros de distancia. Asimismo, pueden distinguir colores. Sin embargo, debido a que solo tienen conos, por la noche apenas pueden ver con claridad.
Para detectar los estímulos olfativos, al igual que otros reptiles, los dragones de Komodo utilizan el órgano de Jacobson. De esta manera, usan su lengua y, mientras caminan, la mueven de lado a lado. Así son capaces de captar el olor a carroña, incluso cuando esta se encuentra a diez kilómetros de distancia.
Sus escamas contienen placas sensoriales. Estas se conectan a los nervios. Además, alrededor de sus labios, de su barbilla, de sus orejas y de las plantas de sus patas también poseen placas sensitivas. Por ello, son capaces de captar estímulos táctiles que tengan lugar en su hábitat.
Veneno
Los dragones de Komodo presumen de una picadura muy venenosa debido a las glándulas con proteínas tóxicas que tienen en la mandíbula inferior. Estas son capaces de coagular la sangre y disminuir la presión arterial. Por ello, provocan en sus víctimas hipotermia y parálisis muscular. Así, llevan al organismo de sus presas hasta el estado de shock. Sin embargo, otros biólogos que creen en la evolución aseguran que estos seres usan el veneno para otras funciones, más allá de la de matar a su presa.
Localización de los dragones de Komodo
Los dragones de Komodo se pueden encontrar en Indonesia, en las islas Rinca, Gili Motang, Flores, Gili Dasami y Komodo. Concretamente, dentro de estas zonas apuestan por las zonas cálidas, como las sabanas, los bosques secos caducifolios y los pastizales abiertos.
Hábitat de los dragones de Komodo
Normalmente, estos animales viven en zonas con una temperatura media de 35 grados y con una humedad que llega al setenta por ciento. Les encantan los valles rocosos, las zonas llenas de arbustos y los pastos altos. Sin embargo, tampoco es extraño encontrarse a estos animales en playas o en cauces secos.
Algunos de ellos cavan madrigueras, aunque estas son poco profundas. También ocupan aquellas que hayan sido abandonadas por otros lagartos. Normalmente, permanecen en estos espacios para descansar y mantenerse calientes durante la noche. Sin embargo, como durante el día este espacio se mantiene fresco, lo usan para refrescarse de las altas temperaturas.